En este devocional, reflexionaremos sobre el profundo mensaje contenido en el versículo Juan 14:15. 'Si me amáis, guardaréis mis mandamientos' es más que una simple petición; es una invitación a expresar nuestro amor a Dios a través de la obediencia a Sus mandamientos. Este tema, 'Obedecer es amar a Dios', nos desafía a repensar nuestra comprensión del amor divino y nuestra respuesta a él.
Juan 14:15 es una poderosa afirmación de Jesús que vincula el amor por Él a la obediencia a Sus mandamientos. Esto subraya que el verdadero amor no es meramente emocional, sino que implica acción - la acción de obedecer los mandamientos de Dios. El amor a Dios, por lo tanto, se expresa de manera práctica y tangible a través de la obediencia.
Ejemplos Bíblicos
- Abraham demostró su amor y obediencia a Dios al aceptar sacrificar a su único hijo. En el libro de Génesis 22:1-19, Dios pide a Abraham que ofrezca a su hijo Isaac en sacrificio. A pesar de ser una orden difícil y dolorosa, Abraham obedece sin cuestionar. Prepara el altar y está a punto de sacrificar a Isaac cuando un ángel del Señor aparece y lo impide. Este episodio subraya la disposición de Abraham para obedecer a Dios, incluso en las circunstancias más desafiantes, demostrando su profundo amor y lealtad a Dios.
- Jesús fue el máximo ejemplo de amor y obediencia a Dios. En Mateo 26:39, Jesús, sabiendo que sería crucificado, oró en el jardín de Getsemaní, diciendo: 'Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Sin embargo, no sea como yo quiero, sino como tú quieres'. Jesús expresó su profundo amor y obediencia a Dios al cumplir la voluntad del Padre, incluso frente a un gran sufrimiento y muerte. Este acto de obediencia proporcionó salvación para toda la humanidad.
- Jonás aprendió sobre el amor y la obediencia a Dios de la manera más difícil. Jonás 1 relata que Dios ordenó a Jonás ir a la ciudad de Nínive para advertir a sus habitantes sobre el castigo divino. Sin embargo, Jonás desobedeció y huyó. Dios envió una gran tormenta y un gran pez, que tragó a Jonás. Dentro del pez, Jonás oró a Dios y prometió obedecer. Cuando el pez lo escupió, Jonás fue a Nínive y cumplió la misión que Dios le había dado. Este episodio muestra que desobedecer a Dios puede resultar en graves consecuencias, pero Dios es misericordioso y da segundas oportunidades a aquellos que se arrepienten.
Los ejemplos de Abraham, Jesús y Jonás ilustran claramente la conexión entre el amor y la obediencia a Dios. Cada uno de estos individuos demostró su amor por Dios a través de su obediencia, aunque las circunstancias fueran diferentes.
Abraham y Jesús, a pesar de enfrentar grandes desafíos y dificultades, eligieron obedecer a Dios, demostrando su profundo amor por Él. Jonás, que inicialmente desobedeció a Dios, aprendió por las malas que la desobediencia puede llevar a consecuencias graves. Sin embargo, el amor y la misericordia de Dios prevalecieron, dando a Jonás una segunda oportunidad.
Podemos aprender de estos ejemplos que nuestro amor por Dios se manifiesta a través de nuestra obediencia a Él. Incluso cuando enfrentamos desafíos, debemos confiar en Dios y seguir Sus mandamientos. Esto no solo demuestra nuestro amor por Él, sino que también nos permite experimentar Su amor y gracia en nuestras vidas.
Curiosidades
El amor a Dios manifestado en la obediencia en el Antiguo Testamento.
En el Antiguo Testamento, se veía la obediencia a los mandamientos de Dios como una forma de expresar amor por Él. En Deuteronomio 11:1, por ejemplo, Moisés instruye al pueblo de Israel a amar al Señor y a guardar Sus mandamientos. La relación entre el amor y la obediencia es un tema recurrente en toda la Biblia. Proverbios 3:1 refuerza esta idea: 'Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos'. Amar a Dios, expresado a través de la obediencia a Sus mandamientos, es una característica distintiva del pueblo de Dios en todos los tiempos.Las enseñanzas de Jesús sobre el amor a Dios y la obediencia.
Jesucristo, en Sus enseñanzas, enfatizó la obediencia como una expresión de amor a Dios. En Juan 14:15, afirmó: 'Si me amáis, guardad mis mandamientos'. Esto muestra que el amor a Dios no se expresa únicamente en palabras o sentimientos, sino también en acciones concretas de acuerdo a Su voluntad. Jesús hace esta idea aún más clara en Juan 14:21, cuando dice que aquellos que guardan Sus mandamientos son los que Le aman.La obediencia a Dios en el contexto del Nuevo Testamento.
En el contexto del Nuevo Testamento, la obediencia a los mandamientos de Dios también es una forma de expresar amor por Él. El apóstol Juan, en 1 Juan 5:3, reafirma la enseñanza de Jesús: 'Porque este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos'. Así, amar a Dios significa obedecer sus mandamientos, no por obligación o miedo, sino por gratitud y amor genuino.
Aplicación Práctica
Practica la obediencia en tus relaciones
La obediencia a Dios se refleja en nuestras relaciones diarias. Si amamos a Dios, debemos obedecer Sus mandamientos, y uno de ellos es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto se puede practicar, por ejemplo, respetando los límites de los demás, siendo honestos en nuestras interacciones y mostrando bondad incluso cuando no es fácil. Cuando obedecemos a Dios en estos aspectos, mostramos nuestro amor por Él a través de nuestras acciones.Busca la obediencia en tus hábitos diarios
Podemos mostrar nuestro amor por Dios a través de cómo manejamos nuestras actividades diarias. Obedecer a Dios en nuestros hábitos podría significar cuidar de nuestros cuerpos, que son templos del Espíritu Santo, evitando comportamientos dañinos para la salud. También puede significar gestionar bien nuestro tiempo, para que podamos dedicarnos a la oración, la lectura de la Biblia y el servicio a los demás.Desarrolla la obediencia en tu vida de oración
La obediencia a Dios también puede expresarse en nuestra vida de oración. Esto se puede demostrar reservando regularmente un tiempo para la oración, incluso en medio de una agenda ocupada. También podemos obedecer a Dios al orar por aquellos que nos persiguen o nos hacen mal, como Jesús nos instruyó a hacer. Al hacer esto, mostramos nuestro amor por Dios y nuestra disposición a seguir Sus mandamientos.